17 de Marzo de 2014
No nos cansaremos de decir que, en cualquier acción de comunicación, los contenidos son importantes. Por experiencia, podemos decir que mayoritariamente las empresas entienden que el diseño deben encargarlo a un profesional y deben asumir su coste, mientras que es más difícil que entiendan que los contenidos también los debe redactar un profesional. Un hecho que demuestra que no le conceden demasiada importancia y, por lo tanto, que entienden que cualquier persona de la empresa puede crearlos.
Más allá de quien sea el responsable de su elaboración, nos gusta insistir en que los contenidos tienen una importancia caudal y, por lo tanto, que es necesario que se escriban correctamente desde un punto de vista gramatical y ortográfico y, evidentemente, que se utilicen las palabras adecuadas para llegar a los públicos a los cuales se dirige la acción de comunicación.
Si nos encontramos con un documento con mucho texto, lleno de frases largas, difíciles de comprender, con faltas de ortografía y con un exceso de motes técnicos, es fácil que rehusemos la lectura. Mientras que si leemos un documento con una cantidad de texto razonable, con frases breves, sin faltas y con palabras simples, es mucho más fácil que terminemos leyéndolo.
Y cuando decimos que son importantes, no sólo nos referimos a la calidad de los textos, sino a la periodicidad con la que generamos contenidos. Por ejemplo, si tenemos una página web, un blog, estamos presentes en las redes sociales, tenemos disponibilidad para enviar boletines electrónicos, editar trípticos informativos… tenemos que actualizar periódicamente los contenidos. Queda claro que la periodicidad está directamente relacionada con el sector en el cual desarrollamos la actividad, pero, de media, sería recomendable: actualizar la página web cada 15 días; el blog, cada semana; las redes sociales, cada día; enviar un boletín electrónico cada mes y en referencia al tríptico, sería conveniente renovarlo siempre que sea necesario, aunque la periodicidad es más dilatada.
Generar contenidos de interés para nuestros públicos es una de las principales estrategias de comunicación.