¡Qué pereza! ¡Se terminó la buena vida! ¡Qué rollo! ¡No quiero que llegue el día! Son expresiones que, seguramente, habéis escuchado muchas veces en conversaciones vacacionales, principalmente cuando faltan pocos días para volver a la rutina laboral. 

Posiblemente, todos las hemos utilizado alguna vez. Y lo hemos hecho sin pensar en el mensaje que comunicamos. Podríamos decir que son expresiones populares, aceptadas por todos sin ser analizadas. 

Las vacaciones pueden ser fantásticas. Son momentos de tranquilidad, de ruptura con la rutina diaria (laboral, de horarios, de responsabilidades...), de diversión, de felicidad, de conexión con la familia, los amigos, la naturaleza... son momentos de descubrimiento, de largas conversaciones, de emociones compartidas, de intensidad... 

Pero en la mayoría de los casos, las vacaciones existen, porque trabajamos el resto del año. Es decir, lo que despreciamos con estas expresiones es la esencia, es lo que nos permite disfrutar de estos momentos especiales. No deberíamos tener pereza de volver a la rutina y sería mejor que no hubiéramos de decir que se terminó la buena vida, porque la buena vida deberíamos intentar de vivirla todo el año, disfrutando del trabajo, compartiendo experiencias, conocimientos, consiguiendo nuevos retos… 

Tampoco debería ser un rollo volver a trabajar, encontrarnos de nuevo con los compañeros, planificar nuevos objetivos… y todos deberíamos querer que llegase el día, ya que después de un día empieza uno de nuevo y, por lo tanto, siempre empieza una nueva oportunidad para aprender, compartir, ayudar… 

Nosotros hemos disfrutado de las vacaciones. Hemos aprovechado cada segundo para vivirlo intensamente y hemos vuelto con mucha ilusión para continuar trabajando y mejorar cada día.

Y desde aquí reivindicamos las expresiones positivas que nos permiten trabajar y disfrutar de las vacaciones, cada cosa en su momento. #volvemosconlaspilascargadas #volvemosconganas #hemosvividounosdíasfantásticos #trabajovacacionestrabajo

¡Bienvenidos!