4 de julio de 2016
Bien sabido es que el tejido empresarial de nuestro país está compuesto por pequeñas y medianas empresas (PYME). No descubrimos nada. Una PYME es una empresa que tiene las mismas necesidades de comunicación que una empresa con una estructura de más de 1.000 trabajadores y 4 plantas de producción en 5 países distintos. ¡Sí señor! Tampoco es un discurso nuevo. No diremos nadas que no hayamos dicho en cualquier otra ocasión, pero queremos aprovechar la llegada del verano para refrescar algunas ideas:
- La comunicación no es exclusiva de grandes compañías. Todos necesitamos decir ‘¡Buenos días, estoy aquí!
- La comunicación es más que un anuncio de televisión en prime time en TV3 –para poner un ejemplo. El cartel de la fachada, la tarjeta de visita, la ropa del equipo de trabajo o el web de la empresa son algunos de los elementos a tenir en cuenta cuando hablamos de comunicación.
- Tener una imagen corporativa bien definida es necesario tanto si eres un freelance como el sr. Nike.
- Disponer de una identidad digital es básico. Tener un web, un perfil en las redes sociales,… si no lo tenemos estamos perdiendo una oportunidad de negocio.
- Aparecer en las primeras posiciones de los resultados de búsqueda es posible. Google ha acotado sus resultados de búsqueda de acuerdo con los criterios de proximidad local.
- En una sociedad que vive a un ritmo frenético es importante fidelizar clientes. El pequeño comercio tiene la posibilidad de practicar un marketing emocional directo.
- Los consumidores son exigentes. Quieren conocer el origen del producto, su evolución… Para el pequeño empresario cada producto es como un hijo. Sabe de qué habla, conoce el producto que vende.
- No todas las herramientas de comunicación son válidas para todos. Debemos saber identificar donde estan nuestros públicos y qué herramientas nos pueden permitir una comunicación directa con ellos. Debemos de buscar la interacción.
- El mercado está saturado de productos y de marcas. Debemos recordarles, de vez en cuando, que existimos.
- Y el más importante: cuando preparamos un plato, generalmente seguimos una receta y/o un proceso para obtener el mejor resultado. En comunicación pasa lo mismo; debeos tener claro qué ingredientes tenemos y como los combinaremos para conseguir los mejores resultados.
A partir de aquí solamente nos queda decir: ¡haced una zambullida en la comunicación de vuestra empresa y refrescad la memoria a vuestros clientes!